A pesar de que vivimos en un país con zonas de actividad sísmica bien marcadas, mucha gente sigue levantando sus casas en lugares de riesgo y empleando materiales de construcción de mala calidad, poniendo en riesgo la integridad de los que viven en ella.
Recuerda que cuando se produce un sismo, sus ondas se transmiten a la estructura de la casa a partir de su cimentación. La masa en reposo de la edificación se resiste al movimiento de la base y crea fuerzas que actúan principalmente sobre los muros y columnas que hemos construido.
Daños severos
Si la vivienda no tiene una adecuada cantidad de muros portantes en la dirección del movimiento sísmico, sufrirá daños considerables.
Daños leves
Si la mayor cantidad de los muros portantes están paralelos a la dirección del movimiento sísmico, la vivienda se comportará mejor. Por esa razón, el diseño de una vivienda debe considerar muros que puedan tomar los esfuerzos sísmicos en ambas direcciones.
Antes del sismo
La vivienda solo soporta su propio peso.
Inicio del sismo
Al moverse el suelo ocasiona que el cimiento, al estar empotrado, también se mueva con el suelo. La parte superior de la vivienda se mueve más lentamente, produciendo esfuerzos y deformaciones en los muros y columnas.
Durante el sismo
Durante el movimiento sísmico el suelo se mueve en sentido contrario, al igual que el cimiento. Esto provoca que la parte superior de la vivienda cambie el sentido de su movimiento, produciéndose mayores esfuerzos y deformaciones. Luego de varias repeticiones de estos movimientos, las paredes empiezan a mostrar fisuras.
Ahora que conoces la acción de los sismos sobre las viviendas, estoy seguro que tomarás en cuenta las recomendaciones que brindamos en este blog para realizar construcciones más resistentes y seguras.